Cogió el muestrario de bombones que llevaba en el asiento trasero del coche y lo metió en su cartera. Caminó por las calles empedradas del centro de Zaragoza hasta llegar a una tienda gourmet que había a cien metros del lugar donde había aparcado. Debajo de su camisa, perfectamente planchada, su piel tenía sed, pero aguantaba el tipo. La temperatura de ese día de agosto de un verano cualquiera de los años 70 subía por momentos. Llegó a la tienda en cuestión y abrió el muestrario de bombones, que sudaban tanto como él. Sus ojos se pusieron en órbita: ¡estaban derretidos! Al dueño de la tienda le hizo tanta gracia su inexperiencia que decidió comprarle.

 

Ahí empezaba la carrera comercial de mi padre, de quien he aprendido todo que sé del sector. Poco a poco, se convirtió en uno de los mayores representantes y distribuidores de Aragón. Así que he crecido entre pasteleros, panaderos y comerciantes de todo tipo.

José Luis Supervía padre

A mediados de los años 80 un joven empresario manipulador de papel vino a buscar a mi padre a Zaragoza para representarles y en principio pareció una locura porque no era concebible meter una barra de pan en una bolsa de papel cuando había papel de periódico!!!. Tanto insistió que comenzamos a trabajar juntos hasta el día de hoy.

Desde el años 2003, en que dejé mi carrera profesional de baloncesto, me he dedicado de forma exclusiva a ayudar a pequeños y grandes emprendedores a mejorar la imagen de sus productos y a hacerlos más atractivos y cómodos para sus clientes.